Hidratrarse: cualquier
líquido es bueno para hidratar. Gracias a ello se reponen líquidos y ayuda a
regular la temperatura corporal. Hay que beber sin esperar a tener sed, evitando refrescos con azúcar y cafeína, hay que hidratarse
durante todo el día.
Alimentarse con comidas ligeras: aumente el consumo de frutas y verduras y
disminuya comidas copiosas.
Huir del sol entre las 12 y las 18: son las horas con
mayor radiación y altas temperaturas. Elige las primeras horas de la mañana o
las últimas de la tarde para hacer cualquier actividad. Evitar ejercicio
físico o cargas físicas intensas. Hay que permanecer en la sombra y por lo tanto no estar expuesto directamente al sol.
Vestirse con ropa y calzado ligeros y
transpirables: colores claros,
telas como el lino, no muy pegada al cuerpo, evitando colores oscuros. Los sombreros o gorras y calzado transpirable son la mejor opción en verano.
Mantener las estancias frescas y ventiladas: es recomendable ventilar durante
la noche y mantener las persianas bajadas. Permanezca en lugares frescos. No abrir las ventanas cuando la temperatura exterior es demasiado alta
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